Cecilia Álvarez Rigaudias – Los 2 primeros años de GDPR han supuesto un cambio importante en la percepción social de nuestra profesión, tanto respecto del valor añadido de los profesionales de la privacidad como del rol de las autoridades de control. Este cambio de percepción ha sido propiciado tanto por la puesta en marcha de los programas GDPR liderados por l@s DPOs en los años previos, como por la creciente digitalización de nuestras interacciones profesionales y personales, acelerada en estos tiempos de confinamiento. La gestión de la crisis del COVID-19 y de su transición gradual hacia la “nueva normalidad” nos debe permitir reflexionar sobre la necesaria colaboración público-privada en ámbitos de interés público así como sobre la utilidad de tratar y compartir datos personales y la necesidad de incorporar adecuadas garantías de protección (técnicas, contractuales, éticas y de transparencia) para la investigación y para la recuperación económica.
